Este es un texto escrito a modo de un testimonio, en un lenguaje llano, coloquial, que ofrece una visión del problema de la psicosomática desde un lugar bastante diferente a los habituales.

El autor, siempre dentro de la perspectiva de la complejidad inexorablemente ligada a lo interdisciplinar, se mantiene firmemente junto a su clínica, fiel a su tan particular y por momentos aguda penetración en los hechos. Expone una clínica extensa, bien asentada en lo relacional vincular, buscando expandir las narraciones. Sin descuidar lo duro de la teoría, por momentos logra acercarse a cierto nivel poético y, por qué no, relativamente humorístico.

Es así como transita desde la concepción de lo viviente, el desarrollo temprano, la semiología ampliada, la caracterización del fenómeno psicosomático y sus modalidades fenoménicas, el stress como manifestación de lo vital o las llamadas disfunciones sexuales hasta  las adicciones y nuestra actitud ante la muerte.

Tras su lectura se delinea un panorama que no dejará indemne al lector. Al contrario, lo pondrá frente a una cierta necesidad de implicarse desde sus fondos pasionales en pos de una razonable postura responsable, crítica y eventualmente transformadora.